Una peli de cárceles y deportes que aúna las dos cosas en su justa dosis para ofrecer hora y media de entretenimiento con buen sabor de boca.
El único fallo que le encuentro es que toda la parte final en la que se desarrolla el partido quizá es demasiado larga y repetitiva pero por lo demás es muy divertida y tenemos a un Burt Reynolds en su mejor momento rodeado de secundarios que arropan a la perfección todo el conjunto.
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