Ojalá hubierse conocido las aventuras de Calvin y Hobbes de pequeño por que sencillamente son maravillosas. Aunque son perfectamente disfrutables para un público adulto y de hecho están concebidas para este el despliegue de imaginación y humor que hay en sus páginas hacen que te sientas como el pequeño Calvin en busca de la escusa perfecta para vagear, no ir al cole o hacer muñecos de nieve.
Me gustó mas el tomo de en todas partes hay tesoros pero este tampoco está mal.
168 páginas.